Hace unos días fuí al teatro para una adaptación de la obra de Henrik Ibsen, LA DAMA DEL MAR.
Hasta ahora lo poquito que había visto de teatro no ha tenido nada que ver con esta representación. Narra la historia de Ellida (interpretada por Ángela Molina), una mujer cuyos primeros años de vida los pasó con su padre, de profesión farero, junto al mar de Noruega, experimentando una enorme sensación de libertad. Al morir el padre, se casa con un médico viudo mayor que ella, con dos hijas, invadiéndole una sensación de encerramiento, al encontrarse lejos del mar.
No nos parece extraña nuestra pertenencia a la tierra. ¿Cómo sucedió? ¿Por qué hemos llegado a formar parte de la seca tierra?, ¿Por qué no del aire?, ¿Por qué no del mar?.
Todos tenemos un lugar al que pertenecemos, ¿hasta dónde somos capaces de renunciar por llegar a él?.
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