ZIPI y ZAPE

Cuando tenía 5 años mis padres decidieron que ya era el momento de emprender unas vacaciones en familia, mis primeras vacaciones!!. Hasta entonces no habíamos tenido ocasión, imagino que porque yo era demasiado pequeño, o también quizás porque apenas llevábamos viviendo en el pueblo un par de años… y tuvieron que sacrificarse un tiempo para encauzar el negocio.

Sea como fuere, el caso es que guardo un recuerdo muy especial de aquel año. El destino elegido fue el pequeño apartamento de unos primos de mis padres de Valencia, en Tabernes de Valldigna (que divino suena!!) en la Costa del Azahar.
Aquellos 15 días fui realmente feliz.
Dicen que la memoria es selectiva, que sólo nos acordamos de lo malo y que lo bueno lo dejamos bien guardado en un rinconcito, pero yo aún conservo imágenes muy nítidas de aquellos días:

Mi primera reacción al ver el mar… estaba aterrorizado!!, qué cantidad de agua!!

No se me olvida, cómo, con el más original y peor de los estilos, aprendí a bucear antes que a nadar… Hoy en día conservo vestigios de esas técnicas.

Las paellas de la señora Carmen… un restaurante dónde íbamos a comer todos los días, y aquella particular forma que tanto me hacía reír cuando nos llamaba en valenciano. Era algo así como chiqueta, chiquet…
El olor de la masa caramelizada de los gofres artesanos…

Mis primeras pizzas, el día en que vinieron a cenar al apartamento los primos. En la mesa había una torre de cajas de pizza inmensa… o al menos así lo veía yo.

La terraza del apartamento, lugar dónde veíamos la tele hasta que llegaba la hora de irse a la cama. Siempre me quedaba asombrado cuando mi padre miraba el cielo y si veía estrellas me decía: “mañana va a estar despejado, hará sol y podremos ir a la playa” (¿¿cómo sabía el pronóstico del tiempo??, ¿¿MAGIA??...
Naturalmente no, sólo sentido común… pero para mí en aquel entonces sí lo era.

Mi primer cara a cara con una chumbera…. “mamá mamá…. Si no pinchaaa ni nadaaaa”… y cómo acabé con tooooda la camiseta (mi favorita, aquella del dibujo de la máquina de escribir) llena de cientos de diminutos pinchitos y muerto de escozor. Por mucho que la lavó mi madre… acabó en el cubo de la basura.

Recuerdo mi cubo de playa lleno de esos peces diminutos que siempre corretean por la orilla, los cuales tenía que devolver al mar antes de volver a casa, no sin antes haberme despedido de ellos. Cosas de niños.

Mis colosales castillos de arena.

El hoyo (para mi enoooorme) que hizo mi padre en la playa… y del cuál no podía escapar.

El olor a pescado de los cubos de basura donde nos metíamos cuando jugábamos al escondite por las noches.

Los campos de naranjas que había justo detrás del apartamento…. Hoy seguro que estará todo urbanizado…

Las horas y horas que me pasaba leyendo, con ayuda de mi padre, los tebeos de Zipi y Zape. Mis primeros comics.

Y las horas que he pasado durante 16 años… y las que seguiré pasando junto a mis ZIPI y ZAPE!!